Kibō (希望, esperanza) "Grulla de la Esperanza"

Hace dos años visité el “Jardín Japonés” 庭（にわ – Niwa, en Buenos Aires, Argentina. Un lugar hermoso, lleno de paz y mucha energía positiva. La vegetación verde y viva se destaca, en el centro se luce un lago artificial junto a un puente tradicional e infaltable en todo típico 庭（にわ – Niwa).

Me encanta hacer yoga y este es un lugar que podría ser ideal para ese fin. Mientras recorría este encantador lugar entré a un negocio de recuerdos y conseguí un"TSURU"-“Grulla”. En Japón, es símbolo de paz y suerte pero sin darme cuenta, la que compré fue la ¡Grulla de la Esperanza!= “Kiboo Tsuru”. Esto es lo que quiero regalarles a cada uno, ¡Esperanza! Que este sea un año en el que cada uno ponga en su proyecto, sueño y situación que está travesando, mucha esperanza porque es el motor que nos impulsa y nos motiva a continuar.

¿Será cosa del destino o coincidencia haber elegido aquella grulla? Sea lo que sea es importante mantener esa chispa que me hace impulsar día a día, que me moviliza y me hace estar de buen humor, cómo todo principiante, recuerdan la anterior publicación “Shoshin”, lo pongo en práctica cada día antes de hacer mis actividades diarias y recuerda que tomando todo con buen humor y mucha energía positiva se puede sobrellevar mucho mejor cada situación.

Para finalizar quiero dejarles una historia que me gustó mucho y me hizo reflexionar

, espero puedan disfrutarla.

Leyenda de las 1000 Grullas "Hace 60 años, después de que cayeron las bombas en Hiroshima, murió mucha gente y otros sobrevivieron. Entre ellos una pequeña niña de 12 años llamada Sadako Sasaki, ella enfermó gravemente de leucemia a causa de la radiación. Cuando supo de su enfermedad y de que no tenía cura una amiga intento animarla y le contó la leyenda de las 1000 grullas de papel: “Los dioses todopoderosos concederán un deseo a aquel que consiga plegar 1000 grullas de papel como recompensa a su esfuerzo y concentración que hace falta para lograrlo. Este trabajo se llama Senbazuru.” La amiga plegó la primera grulla y se la entregó a Sadako deseando la cura de su enfermedad. Sadako empezó a plegar las grullas, pero no llegó a las 1000, murió con 644 grullas esperando despegar el vuelo a su alrededor. Sus compañeros de colegio finalizaron las mil grullas y levantaron un monumento en su honor, una grulla dorada en el Parque de la Paz de Hiroshima. Abajo se lee una inscripción “ESTE ES NUESTRO LLANTO, ESTA ES NUESTRA PLEGARIA, PAZ EN EL MUNDO”.